REGULADORES DE DICHA
La práctica de la meditación me ha ayudado a evolucionar como persona y ha ampliado enormemente los límites de mi percepción. Gracias a esta dedicación diaria, he podido comprender que somos seres sensitivos, infinitos, unidos por finos hilos luminosos que nos conectan inevitablemente, no solo a otros seres humanos, sino a todos los seres del Planeta y del Cosmos, visibles y aparentemente invisibles.
Durante estas meditaciones, recibimos el regalo de textos poéticas y dibujos; un flujo de pura inspiración y creatividad que nos atraviesa, porque nos predisponemos a ella, le damos cabida, la consentimos y sentimos con ella. Y esa Fuente de la que manan todas las palabras, todas las imágenes, todos los símbolos y arquetipos, en definitiva, todas las creaciones, es Origen y Fin, Principio y Propósito. Nada ni nadie queda, pues, excluido. Entonces, ¿cómo no íbamos a ser cada uno de nosotros también parte de esa infinitud?
Os compartimos una canalización en la que se nos habla de nuestra capacidad, no solo para percibir la Luz y su infinitud con la mirada interior de los estados meditativos, sino también para sostener esa mirada atravesada durante nuestra interacción con el mundo.
Visión inspirada: Reguladores de la dicha
Tiempo de recepción: 05 de diciembre de 2022, mañana
Dicen: “Os sorprendería saber que sois autogestores de la dicha, que sois reguladores de la alegría, que hay un flujo continuo de vida viva, de líquida armonía que se derrama sobre vosotros. Os sorprendería saber que este es vuestro estado natural, que este flujo de incondicionalidad es vuestra propia esencia, pero como sois seres perceptivos, seres doblemente perceptivos, tenéis la capacidad de regular la luminosidad que dejáis entrar en vuestro sistema de percepción. Vuestro cuerpo es, en verdad, un sistema de percepción, habéis llegado a entender cómo funciona esta percepción en el mundo exterior, pues al ser seres encarnados, todos vuestros sentidos se enfocan hacia el mundo que vivís y habitáis, entendéis que, cuando la luz del sol es una fuerza mayor, cuando brilla en su máxima intensidad, necesitáis achicar vuestros ojos, estrechar vuestra pupila, pues sois reguladores de la Luz, sois reguladores de la visión, sois reguladores de vuestra propia percepción.
Y lo mismo ocurre en cuanto a la percepción que llamaremos interior, en la que vuestro sistema regulador está en vuestro eje, en vuestra coronilla que atraviesa vuestro corazón. La Luz que viene de la Fuente, la Luz que viene del Origen, tiene una fuerza constante. La Luz que se derrama en vosotros, la Luz que es vuestra propia esencia, tiene una fluidez inmutable. No hay día ni noche en el Origen, no hay tinieblas en el Paraíso, no hay contrastes en el mundo que habitamos y del que vosotros provenís, y al que vosotros podéis acceder con vuestra percepción. Cuanto más abrís vuestra coronilla, cuanto más dilatáis vuestro corazón, cuanto más perceptivos sois de vuestra fuerza interior, más se manifiesta esta Luz en vosotros, porque sois, por vuestra naturaleza encarnada, seres reguladores. Podéis regular aquello que percibís, aquello que veis, podéis modular aquello que sentís.
Pero, os decimos, en verdad, esta Luz del Origen que es un caudal infinito, siempre se derrama sobre vosotros. Por tanto, tenéis un acceso continuo a la dicha, tenéis la capacidad de recibirla, independientemente de lo que sucede en vuestro entorno inmediato. Pero, si vuestro sistema perceptivo está más atento al entorno que llamaremos externo, que al entorno que llamaremos interno, que es el entorno original, la esencia que sois, el lugar de donde provenís y que habitáis si le dais cabida en vuestra cordialidad, entonces, vuestro sistema autorregulador se estrecha, motivado por esas influencias externas y también estrecha el flujo de calidez de Luz y Amor que recibe de forma continua…
…Pero, si aprendéis a regular vuestra visión, si aprendéis a fijar vuestra atención en lo que es inmutable, podréis sostener de forma mucho más constante, esta Luz primordial que está preñada de dicha, que está imbuida de alegría, que es la misma corriente de la vida. Y al percibir lo que, en verdad, sois, al percibir ese flujo de infinitud, podéis empañar vuestra mirada del poder creador de lo que siempre mana. Y aprenderéis a ver el mundo exterior de forma activa, en lugar de verlo de forma pasiva o receptiva. Aprenderéis a ver el mundo exterior que amáis a través de la Luz que no cesa, en lugar de sentiros impregnados por vuestro entorno, os sentiréis creadores de vuestro entorno. Porque en lugar de recibir pasivamente aquello que os rodea, mirareis activamente aquello que os rodea, y modificaréis aquello que os rodea, pues tal es el poder de ver con la Luz que crea.
La Luz que os atraviesa la coronilla, no sabe de noche ni de día, por tanto, no se perturba, es imperturbable, y cuando mira hacia fuera, proyecta lo que es imperturbable, proyecta los valores auténticos, proyecta la Luz inquebrantable. Mirar la vida desde esa conexión con la Fuente, es reconectar la vida a la Fuente, es el poder creador de una mirada que ha sido girada hacia la interioridad, es el poder transformador de una mirada que ha sido invertida hacia el Origen de la originalidad. Entonces, ya no os veis manipulados, ya no os sentís vilipendiados, ya no os sentís zarandeados por la marea externa, por la luz que cambia, por las emociones que suben y bajan. Ya no os sentís afectados por lo que continuamente está mutando, pues tenéis una conexión profunda con lo que es inmutable, y si la sostenéis, sostenéis el valor de crear vuestro mundo, vuestra realidad, de proyectar la Luz esencial, de tocar el mundo con una mirada que está conectada a la Fuente de todo lo que es.
Por eso, para que vuestra humanidad avance, es muy importante que dediquéis un tiempo a practicar la mirada interior, que entendáis que vosotros sois los reguladores de la dicha, que vosotros sois los que podéis abrir la pupila a la Luz que nunca cesa. En esa mirada dilatada podéis transcender Luz, transpirar Luz, convertiros en focos de iluminación.
Pues, ¿cómo se cambia el mundo? El mundo no se puede cambiar, lo que se cambia es la forma de ver el mundo. Lo único que está en tu consideración es la gestión de tu mirada, de tu percepción. Entonces, para cambiar el mundo, tienes que cambiar tu mirada, revertir tu mirada hacia esa Luz creadora, y después, crear aquello que ves, en el mundo. Para cambiar el mundo, pues, tienes que cambiar tu forma de percibir el mundo. El mundo no cambia, cambia tu percepción del mundo y al cambiar tu percepción del mundo, el mundo cambia. Porque cambia tu manera de verlo, porque aprendes a atravesarlo, porque aprendes a ver la verdadera motivación de todo lo que se mueve, de todo lo que actúa, de todo lo que se autorregula, de todo lo que se encoge, de todo lo que tiene miedo, de todo lo que ataca porque le mueve ese mismo miedo, de todo lo que se defiende porque está motivado por esa autorregulación estrechada de la dicha. Y cuando aprendes a abrir tu obturador, a abrir tu pupila y tu percepción, eres un ser atravesado por la Luz, y un ser atravesado por la Luz no puede contener la Luz, necesita expandir e irradiar la Luz, por eso todos tus poros se convierten en ojos, todo tu ser se vuelve percepción, pues estás impregnado de esa emanación de Luz primera que te atraviesa…
…Así, un ser transformado es un ser refulgente, que no modula la Luz que le atraviesa, sino que se deja atravesar por ella, es un ser abierto a la confianza de que proviene de un lugar en el que no hay alba ni crepúsculo, porque la Luz es intensa, la Luz es continua, la Luz es incondicional. Y si sostienes esta incondicionalidad, entiendes que no se trata de fe, ni de creencias, se trata solo de voluntad, se trata solo de sostener la mirada original, de saber ver esa primera mirada emocionada que te mira con un Amor que se derrama en ti. Si sabes sostener esa mirada dentro de ti, la podrás proyectar fuera de ti, pues esa confianza de ser infinitamente amado, te traspasa y te transciende. Y si tú eres infinitamente amado, todos absolutamente todos los seres lo son, es solo que todavía no saben ver su íntima e infinita realidad.
Pero si tú la sabes ver en ti, la puedes proyectar, y así, los otros pueden notar que están siendo mirados por esa mirada original que te atraviesa y se manifiesta en ti. Y, así, los otros empiezan a sentir el cosquilleo del Amor, empiezan a recordar aquella mirada que los concibió, y empiezan a sentir la curiosidad, el íntimo anhelo por ser amados sin condición. Y es así, que muchos de vosotros estáis arremolinados, acurrucados, en ese miedo profundo a lo exterior, porque estáis más enfocados a lo que llamáis externo, que os parece amenazante y perecedero, en lugar de estar enfocados a lo que llamaremos interno que es, en verdad, infinito y duradero. Si os dejarais atravesar por esa mirada que nunca cesa, entenderíais que vosotros tampoco cesáis nunca. Entenderíais que sois ese propio flujo que permite la visión, y que, en esta vida encarnada, lo único que hacéis es regular y modular esa Luz que os atraviesa…
Y cuando entendéis que no solo sois reguladores de la percepción, sino que sois expendedores de Luz, la liminalidad entre lo exterior y lo interior se diluye. Empezáis a crear vuestra realidad con solo ser, con solo mirar, con solo irradiar. Por eso, cuando os despertáis cada mañana, no necesitáis pensar en cuales son vuestras motivaciones, los motivos para estar agradecidos o para estar alegres, simplemente abrid vuestra coronilla y vuestra córnea, dilatad vuestra percepción y os sentiréis, inmediatamente, atravesados por la Fuente misma de la dicha, que fluye sin ningún motivo, sin ninguna motivación, fluye porque es pura dicha, pura alegría, pura incondicionalidad. Si os abrís a la percepción original, os daréis cuenta de que no tenéis opción, de que, ni siquiera, necesitáis motivación, porque sois pura alegría viva y luminosa, y sois pura visión de esa alegría viva y luminosa. Sois su testigo y su testimonio, y sois atravesados por su Luz.”