…La luz y el amor son la energía fértil que circula en el cuerpo, son la energía inspiradora. Creo que ambas, luz y amor, son palabras que se aproximan a definir la corriente tierna y húmeda, porosa que invade al ser. El ser mismo es receptáculo, pero también es fuente, es manantial, origen. Más allá de sus limitaciones aparentes de tiempo y espacio, es un lugar de encuentro con el origen primigenio. El corazón es el no lugar en el que uno tiene que sumergirse, girarse, darse la vuelta, reorientarse, para acceder al manantial. Me sorprendo, reconociendo que esto implica el poder del ser humano de convocar y reunirse consigo mismo, con su esencia, siempre. Religarse una y otra vez, requiere ir muriendo a todo lo que nos separa, nos distancia de ese origen. Desprendernos de todas las pieles que nos disfrazan, desnudarnos, morir para renacer. Aproximarnos, recogernos, acurrucarnos en ese centro cálido que es nuestro verdadero hogar.
Mantener en equilibrio perfecto entre vacío y la plenitud. Cuando el vacío abre el espacio, el amor mana, distiende el corazón llenándolo de plenitud. Mantenerse pleno de energía luminosa y creadora es permanecer vació de todo lo demás. Es, en realidad, sencillo. Cualquier persona creadora vive este proceso, ya sea artista, místico o científico, necesita aislarse en su taller, en su habitación o laboratorio para vaciarse de sí, vaciarse de todas las ideas preconcebidas y esperar activamente. Como la tierra en barbecho, se recupera a la espera de la semilla, el creador sabe que su verdadero hacer es conseguir mantener su papel en blanco para que cuando llegue la imagen, la palabra, sea una palabra viva, una imagen verdadera.
Mi experiencia como creadora ha sido una vivencia transformadora. También, puede decirse a la inversa que mi proceso de transformación en la vida se ha visto reflejado y materializado en el proceso creativo. Todos los poemas y dibujos que se despliegan a continuación, han sido transcritos en estados de recogimiento sobre diarios en blanco, de forma continua, en un periodo que abarca del año 2000 al 2010. De la selección que presenta este PoAmario se desprende la vibración, el ritmo y el trazo de un mensaje vivo y vivenciado, que está más atento al contenido que a la forma y que preserva su pulsión original. Son poemas y dibujos desnudos, cargados de esencialidad.