ANTES DE APRENDER A HABLAR
Dicen: “Antes de que aprendierais a hablar, antes de que aprendierais el lenguaje verbal, ya conocíais y sabíais interpretar todos los medios posibles de expresión. Pues el lenguaje verbal es solo uno de ellos. Antes de que aprendierais a hablar, ya sabíais expresaros, porque antes de que aprendierais a hablar, ya sabíais amar. El corazón, esa esencia que sois, conoce la esencia de todos los registros, por ello cuanto más abrís vuestro sentido cordial, cuanta más apertura y sensitividad desarrolláis, más capacidad tenéis de interpretar todas las expresiones.
Igual que el pájaro aprende a cantar, pero nada más nacer ya sabe cómo cantar, vosotros aprendéis a hablar, pero nada más nacer ya sabéis como expresaros. Aprendéis un lenguaje determinado, aprendéis a ver, aprendéis a escuchar y aprendéis a hablar, y esos canales de funcionalidad, a menudo, cierran vuestra sensitividad a otros lenguajes, a otros idiomas verbales y corporales, pero cuando abrís vuestra capacidad cordial, empezáis a recordar, aquello que ya sabíais antes de aprender a hablar, de aprender a mirar, de aprender a escuchar. Cuando abrís vuestra capacidad cordial, empezáis a familiarizaros con vuestro sentido potencial, vuestro sentido instintivo, innato, para escuchar sin haber aprendido un lenguaje, para ver sin haber aprendido unos códigos de interpretación, y para hablar saltándoos los límites de ese lenguaje que os permite ser funcionales, pero también si os limitáis a él, coarta vuestra expresividad. Por tanto, cuando empezáis a dilatar vuestra capacidad cordial, también se dilata vuestra capacidad de escuchar aquello que es esencial.
Y entonces, os decimos, empezáis a ver, empezáis a sentir, empezáis a percibir que todo, absolutamente todo, habla. Si sabéis escuchar con vuestra sensitividad, podéis interpretar cualquier lenguaje, porque estáis en el código esencial de vuestra capacidad cordial, que puede interpretar toda esencialidad. Cuando estáis en esa capacidad cordial, estáis enraizados en vuestra esencia y podéis ir a la raíz de todo lenguaje, de toda expresión. Y es por ello que no os extrañe si, de repente, entendéis el canto coherente de un pájaro. Es por esto que no os extrañe si, de forma abrupta, sentís que las plantas se comunican con vosotros, es por ello que no os extrañe que podáis, de pronto, escuchar a alguien hablar, y en lugar de oír lo que dicen sus palabras, oigáis lo que hay en el fondo de lo que dicen sus palabras, oigáis un canto de ternura, un canto de tristeza, un canto de profunda melancolía. Más allá de las palabras está la esencia que mueve las palabras. Y una persona que habla, en realidad, está moviendo la humedad cordial. Si empezáis a percibir con vuestra capacidad cordial, escucharéis, sentiréis y percibiréis en profundidad, entonces, os daréis cuenta de que las palabras que pronuncian las personas son como gotas de lluvia, que tocan la superficie de las cosas, pero que vienen siempre de una fuente de emoción, que es lo que, en verdad, expresáis. Continuamente estáis reverberando en sintonía, en armonía, en la frecuencia de vuestra esencia.
Por tanto, importa y no importa lo que digáis, porque lo que hacéis es reverberar esa nota cordial, esa esencia que late en el fondo de vuestra presencia. Así, podréis escuchar hablar a alguien en portugués, en alemán, en finlandés, y si tenéis abierta vuestra capacidad cordial, podréis interpretar lo que esa persona, en verdad, expresa, más allá de sus palabras, podréis captar la nota profunda de cada persona.
Los pájaros que cantan, cantan y reverberan en sintonía con su vínculo con el linaje de los pájaros de su especie. Y, a su vez, son como un ramillete que está unido a la Fuente, ellos practican los cantos de su especie, pero el pequeño latido de su corazón le da un matiz preciso y precioso. Por tanto, un pájaro que os canta os habla, si escucháis con el corazón, escucharéis el latido de ese pájaro y sentiréis un profundo cariño, y una profunda hermandad. Pues al final, todos, absolutamente todos los seres de este planeta sois corazones latiendo frecuencias de amor, frecuencias de melancolía, frecuencias de añoranza, frecuencias, incluso, de tristeza y dolor. Por ello, cuando queréis transmitir un mensaje alegre, no podéis hacerlo a menos que vuestro corazón esté en la frecuencia de la alegría, por muchas palabras alegres que utilicéis sonaran vacías si vuestro corazón no vibra en la frecuencia de la alegría, y de la misma manera podréis dar un mensaje, aparentemente conmovedor, verdadero, incluso que remueva la conciencia de la otra persona, pero si lo hacéis desde una frecuencia de amor, de alegría, de vivacidad, ese mensaje será transformador.
Así, os decimos, no os preocupéis por los discursos, no os preocupéis por los contenidos, pues los contenidos nunca mienten, siempre transmiten vuestra vibración auténtica. Cuando abrís vuestro corazón, cuando os convertís en un canal de sintonización, además de vibrar en vuestra frecuencia, os reconectáis con la Fuente y tenéis toda esa fuerza que os atraviesa. Entonces, os ponéis en manos de vuestra esencia que está conectada con el Origen, y aquello que ofrecéis es un regalo para aquel que quiere escuchar. Únicamente, porque le permite vibrar en la misma sintonía, y sintonizar con su propio acceso a la Fuente.
Por tanto, os decimos, antes de aprender a hablar, ya sabíais comunicar, porque estabais íntimamente comulgados con la Fuente. Por tanto, os decimos, cuando abrís vuestra sensitividad, no os sorprendáis si todo lo que escucháis os empieza a hablar, pues todo es pura vibración. Escucharéis a seres que están alineados con la Fuente, y escucharéis a seres que están alineados con su sensación de carencia, de tristeza, de melancolía… porque es incompatible estar alineado con la Fuente, y no emitir una frecuencia de alta vibración. En verdad, las personas que emiten frecuencias de una vibración tenue o baja, son personas que están abrumadas y por tanto desconectadas de su propia conexión con la Fuente. Y por ello, lo que vibra es una emoción de carencia, en cualquier circunstancia de temor, de tristeza, de dolor, hay una desconexión y en esa falta de conexión, se vibra carencia porque no hay esa frecuencia de amor que siempre transmite abundancia.
Así, os decimos, antes de hablar, no importa que penséis en lo que queréis decir o expresar, solo importa que os aseguréis de que vuestra conexión con la Fuente, vuestro canal y comunicación con la Fuente, está abierta, sensitiva, conectada, porque, entonces, es tan sencillo como lo que está ocurriendo ahora, es como poner el dial y conectar con una emisora de frecuencia inspirada y amorosa. Cuando pones el dial en tu transmisor las palabras empiezan a fluir, lo mismo ocurre contigo, te convierte en un canal inspirado, y aquello que tiene que ser inspirado y comunicado, lo hace a través de ti, que aprendiste a hablar, pero ahora, además, sabes sintonizar y pones las palabras al servicio de tu sintonía con el Origen, ese servicio te garantiza la abundancia, te garantiza la fluidez, porque le has dado al dial, porque te has conectado, y cuando estás conectado, no puede haber ausencia o carencia. Podría darse sí, un silencio preñado de presencia, un silencio preñado de amor, que igualmente estaría reverberando y comunicando y expresando el Origen de todo lo que es, pues “todo lo que es” es pura y prístina vibración. Vibración pronunciada o vibración silenciosa.
Por eso, os decimos, antes de venir al mundo ya sabíais expresaros, porque estabais comunicados, comulgados con la Fuente de toda expresión. Después, aprendisteis un lenguaje que os permitió ser funcionales en vuestro entorno, en vuestra comunidad, en vuestro país. También aprendisteis a ver con unos códigos que fueron funcionales en vuestro entorno familiar, comunitario, y todos estos aprendizajes son válidos, mientras están al servicio de esa comunicación con la Fuente de toda expresión, y al mismo tiempo, se vuelven elásticos y se pueden trascender cuando también abres tu capacidad cordial, y dilatas tu capacidad de escuchar, de sintonizar, de canalizar el Origen de la voz, el Origen de la visión, el Origen de toda vibración.
Cuando abres tu corazón, no te sorprenda si un pajarillo se posa en la rama de un árbol, como si se pusiera en tu brazo extendido, y en tu mano te cantara una canción. Cuando aprendes a escuchar, entiendes que la Fuente habla continuamente, habla a través de todos los seres vivos que están conectados con ella. Por tanto, desde vuestra capacidad sensitiva cordial, lo único que podéis detectar es si aquella persona, aquel ser vivo que habla está conectado con la Fuente, y entonces oiréis el borbotar de la Fuente, en todo lo que se expresa en este sentido de comunión. A menudo, los seres de la naturaleza, en un entorno armónico, están conectados con la Fuente, y por ello, cuando aprendéis a escuchar, aprendéis a descifrar el pulso esencial de la Fuente que habla a través de todo ser vivo. Solo, en el caso de que ese ser vivo tenga cerrada su capacidad cordial por el temor, o el sentido de dolor o de carencia, su expresión reverberará en baja frecuencia, y en esa falta de alineación, en esa falta de comunión, lo que expresará no será la Fuente, sino la falta de comunicación con la Fuente. Siempre se está expresando a la Fuente, ya sea por su conexión con ella, como por su falta de conexión con ella.
Cuando estás centrado en tu esencia, en esa profunda conexión, es muy fácil esta diferenciación, porque vibras en esa esencia, y eres como un diapasón que puedes detectar la misma vibración en otra persona que también está en comunión con su esencia, y con la Fuente. Por tanto, en verdad, la Fuente siempre se expresa, ya sea a través de su abundancia o a través de la carencia de ella. La carencia no es otra cosa que vuestra cerrazón, que vuestra incapacidad de confiar y de abrir vuestro corazón a esa semilla de sensitivad cordial que os reconecta con la Fuente. La Fuente es como una lluvia que no cesa de Luz líquida y ambarina, de un Amor tierno y húmedo, la única diferencia es que unos abren su corazón y se refrescan en ella, y otros, en su cerrazón, solo sienten su ausencia. Pero cuando llueve, llueve sin discriminación, del mismo modo, la Fuente se expresa y se comunica sin discriminación. Por tanto, los únicos que os discrimináis sois vosotros cuando os cerráis a esa comunión que es la Fuente de expresión primera, cordial y infinita.
4 Comments
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Oooh Mapi, quina meravella!!!
Descrius perfectament el que sent que passa als tallers que guio de Constel·lacions i al parar a contemplar la natura… He proposat un taller de Reconnexió amb l Essència i aquí està descrit amb una senzillesa tan amorosa que omple el Cor de Gratitud… Moltes gràcies!!!
Gràcies Maria Antònia! Me’n alegra saber que aquest missatge et resona profundament. Molta inspiració per als teus tallers. Una gran abraçada
Estimada Mapi,
Muchas gracias por compartir esta canalización. Me ha llegado esa gota que se va expandiendo, transformada en un infinito círculo vibrante y sabio. Como escribes, más allá de las palabras está la esencia… Ojalá en nuestra sociedad habláramos menos y nos comunicáramos mejor, y más en estos tiempos. Tu texto me ayuda a re-cordar el valor del diálogo desde el corazón. Una forta abraçada,
Muchas gracias, estimada Marta!