…Se preguntaba el filósofo Peter Sloterdijk en su gran obra Esferas en qué onda debió hablar el ángel con María para que sucediera su inmediata aceptación. María entra en contacto con la absoluta alteridad no sólo por la vista, sino por el oído, y el lector-espectador se enfrenta ante el encuentro imposible entre dos planos distintos de realidad, la sobrenatural y la natural, tratando de ver/comprender lo que de un modo radical se oculta a la vista: la concepción de María, el engendramiento de lo que no puede entenderse sino como el mayor misterio de las relaciones entre la sobrenaturaleza y la naturaleza: el engendramiento de Dios que se hace hombre. Algunas épocas de la historia de la cultura europea dedicaron grandes esfuerzos artísticos por visualizar esta historia. Entre éstas, aquella que se extiende desde principios del siglo XIV hasta mediados del siglo XVI en Italia, parece constituir una de las más fértiles en la elaboración plástica de la Anunciación, fundamentalmente debido a las soluciones que fue aportando para comprender la invasión de lo sagrado en el mundo profano.
Elijo este periodo de intensa recreación del tema como contrapunto a la obra de Mapi Rivera titulada Anuntius, en donde la tela se ha sustituido por unos fondos neutros ante los que se sitúan dos cuerpos desnudos de mujer, -uno de ellos es la propia artista-, y algunos otros elementos como por ejemplo, las flores de lis, que decididamente tienen la intención de situar las escenas fotografiadas dentro de la tradición iconográfica de la Anunciación. La obra de Mapi Rivera desplegada en un conjunto de fotos, cajas de luz y videos, emplea un lenguaje artístico próximo al de, por ejemplo, un Bill Viola, mostrando la misma exigencia que el artista americano de ofrecer imágenes nuevas que, sin embargo, están en claro diálogo con la pintura del trecento y quattrocento. La intensidad de las imágenes de Mapi Rivera deriva de la experiencia interior que las nutre, según se manifiesta también en los textos que las acompañan; una experiencia que alienta su proceso creador al menos desde el año 2001, y que puede definirse como ‘experiencia de luz’. En Anuntius, obra ya prefigurada de algún modo en su exposición del 2004 titulada Ilaluzes, tal experiencia cristaliza en el encuentro con el Cuerpo de luz, expresión que nos sugiera la mística sufí de raíz platónica…