ACORAZONABIERTO, 2000

Mapi Rivera

La serie de imágenes “Acorazonabierto” recoge el gesto de apertura del corazón. Este centro cordial tiene forma de ojo. En su interior hay plumas que transmiten sensación de levedad, de vuelo y liberación. Abrir el ojo del corazón implica liberarse de la mirada exotérica para diluirse en la percepción de un mundo fluido, ligero y misterioso.

En la tradición mística sufí se cree que para poder “ver” con el ojo interior es necesario rasgar o cegar el ojo exterior. “Yo estoy ciego por tu amor, me he vuelto vidente por ti”, dice el hadith sufí. El siguiente relato de un sabio ciego de la tribu de los sioux ogalalla cuenta como para “ver” es imprescindible un corazón purificado, de esta manera es posible contener el universo en la “bolsa del corazón”.

Soy ciego y no veo las cosas de este mundo; pero cuando la Luz viene de lo Alto, ilumina mi corazón y puedo ver, pues el Ojo de mi corazón (Chante Ishta) ve todas las cosas. El corazón es un santuario en cuyo centro se encuentra un pequeño espacio en el que habita el Gran Espíritu (Wakan Tanka), y esto es el Ojo. Esto es el Ojo del Gran Espíritu por medio del cual Él ve toda cosa, y por medio del cual Lo vemos. Cuando el corazón no es puro, no se puede ver al Gran Espíritu, y si tenéis que morir en esta ignorancia vuestra alma no podrá regresar inmediatamente junto al Gran Espíritu, sino que deberá purificarse mediante peregrinaciones a través del Cosmos. Para conocer el centro del corazón donde reside el Gran Espíritu, debéis ser puros y buenos y vivir según la manera que el Gran Espíritu nos ha enseñado. El ser humano que, de esta manera, es puro, contiene el universo en la bolsa de su corazón (Chante Ognaka).