Antonio Latorre

Enfant, certains ciels on affiné mon optique…
Rimbaud

Esta exposición muestra una selección de artistas, que, en su mayor parte, se han dado a conocer en los años noventa y anteriores. Ante la imposibilidad de ser exhaustivos, ésta constituye una mirada de atención sobre una serie de autoras que considero fundamentales en el panorama artístico español, que marcan una pauta, y espero que sean referencia ineludible en el futuro.
Ejemplo de la intensa actividad creativa por la que atraviesa el arte contemporáneo en España, es un reflejo de la variedad de intenciones, de preocupaciones, de técnicas, de soportes, que coexisten en una amalgama ecléctica en el arte contemporáneo de hoy.

Se ha huido de presentar esta muestra con título temático. Los temas están muy bien para las novelas, pero lo narrativo no es la cuestión más específica del arte contemporáneo. Como dice un proverbio oriental “un poema es una pintura dotada de voz y una pintura es un poema callado”, apreciación que se ajusta más a ciertas características que comparten la naturaleza de la lírica y el ate actual (como, por ejemplo, el uso de la metáfora). De esta suerte, en esta exposición, a través de las diversas obras, se compone una especie de poema imprevisible, que en cada observador tiene un significado particular. Hay un orden, pero hay muchos más posibles, en un recorrido en el que las obras tienen un papel protagonista no en ningún planteamiento previo que pervierta o contamine la semántica de las mismas. Jonh Ford decía que él no dirigía a los actores, que sólo los elegía; parafraseándole diré que sólo he elegido a las artistas y ellas han gozado de total libertad, con la certeza de que a través de sus creaciones muestran lo mejor de ellas mismas, sus peculiaridades más esenciales. Dicha libertad se ofrece también al espectador, que deberá situarse en ese terreno intangible, en el que el arte es un mediador entre lo que nos es dado y lo que deseamos, (John Berger), aunque el deseo sea una pregunta cuya respuesta nadie sabe (Cernuda).

Es indudable que la selección podría haber sido otra, pero también lo es que todas las artistas presentes realizan una obra sólida, de coherentes planteamientos en diferentes ámbitos, con distintos intereses, que van desde los vídeos de una ironía corrosiva de Pilar Albarracín, que pulverizan ciertos tópicos hispanos presentes en la mentalidad del turista, a los tintes antropológicos y totémicos en la obra de Paquita Ballarín, de una gran riqueza semántica; el particular mundo de objetos y muñecas de Bene Bergado, en el que explora morfologías híbridas; la poética fotográfica de Carmela García, plena de ambigüedad y sensualidad; las esculturas de libros, representaciones del saber, de Alicia Martín; las acciones fotografiadas de Carmen Molinero, que parecen decir yo soy lo otro; esos maniquíes, emisor-receptor que comunican unidireccionalmente (aludiendo a ciertas relaciones de poder en donde el que habla jamás escucha al otro) e Begoña Montalbán; las visiones cibernéticas de Marina Núñez, precisas e inquietantes por lo reales y cercanas; las esculturas cotidianas de Charo Pradas como objects trouvés recompuestos, en donde las labores tradicionales de la mujer como coser o tejer adquieren una dimensión artística; el lirismo de Mapi Rivera en donde los valores absolutos están muy presentes, el amor total, la entrega total, la nada; la infografía Merry Cristmas, una Alicia desubicada del país de las maravillas al país de … Alicia Vela, o la instalación el paso del tiempo de Pilar Viviente, imágenes de un vídeo que parece que lean las páginas de les nuits de babylone, con flores que se marchitan, que actuarían como catalizador. Obras todas que constituyen un repertorio de sentimientos y conceptos esenciales.