AMNIOSIS, 2016

Mapi Rivera

Nuestro cuerpo está compuesto de un 70% de agua, somos seres líquidos contenidos por una aparente consistencia. Estas imágenes son agua sobre agua y burbujas que alientan la vida.

Hay diferentes tipos de sueños, algunos son rastros de vivencias pasadas, otros, más vívidos, irrumpen en nuestra conciencia onírica para transmitirnos algún mensaje oculto, de forma velada o evidente. Estos últimos tienen una textura distinta y un carácter de realidad que los hace perdurar en la vigilia con una fuerza inusitada.

Tuve un sueño así, claro y definido, en el que vi un cuenco lleno de agua sobre él que caía una gota con un ritmo constante, continuo e inalterable. Cuando empezaba a despertarme, estando todavía en un estado hipnopómpico, me di cuenta de que, en realidad, ese recipiente de agua era yo misma y la gota que caía era el aliento que me mantenía viva. Sentí que, si bien el recipiente me contenía y diferenciaba, mi esencia era totalmente fluida.

Como el cuenco de mi sueño, el amnios es una fina membrana que envuelve y protege al embrión y está lleno de un fluido salino que es muy similar al agua de mar. Este líquido amniótico nutre al feto, permite su movimiento y el desarrollo de sus pulmones. Paradójicamente, es gracias a este fluido que, al nacer, podemos respirar.

Con un cuerpo maduro, capaz de respirar, de inspirarse e inflamarse de vida, decido regresar a la matriz primigenia. La palabra inspiración y la palabra espíritu están etimológicamente unidas ya que spiritus quiere decir “soplo” o “aire”.

En el alfabeto hebreo, las letras tienen cuerpo, alma y espíritu. Su emanación continua es la que crea el Universo. Estas veintidós letras sagradas son fuerzas espirituales que silenciosamente ocultan el secreto de la creación. Para revelar su numinosidad, las pronuncio con mi cuerpo, vivificándolas. Las manifiesto y ellas me dan su aliento, su soplo, su espíritu.

A través del éntasis y del éxtasis, vivo una amniosis, regreso al origen donde todo es potencia de vida, un Misterio que bulle y clama por ser conocido, en las profundas aguas abisales.