LA DIMENSIÓN AIRE

Alexandra Baurès

El aire nos envuelve y nos atraviesa. La capa de ozono que se menciona tan a menudo en los telediarios es el guardián del aire que respiramos. Nuestra vida depende del aire, de la calidad del aire y los desequilibrios ecológicos actuales vienen a recalcar esta evidencia. El aire entra y sale de nuestro cuerpo. Es transparente, es invisible pero se hace notar por su volumen. Los pulmones se hinchan como globos. El arte ha utilizado esta característica del aire para representar la respiración humana. En contraposición, también se ha referido al vacío como ausencia de aliento. Y una solución intermedia para visualizar los límites entre vida y muerte ha sido escenificar experiencias respiratorias extremas.

Se encuentra adentro y afuera, esa es la ambivalencia del aire que también es territorio. Las coordenadas del aire son espaciales y temporales. Hasta hace poco, el horizonte y las estrellas servían de puntos de referencia al hombre para orientarse y desplazarse. Sin embargo, la percepción ha cambiado radicalmente desde que satélites dan vueltas alrededor de la tierra y proveen vistas aéreas en tres dimensiones. Nuestros abuelos pisaban el suelo y miraban el cielo, o en el mejor de los casos se subían a la torre más alta de su ciudad o a las cumbres de las montañas para contemplar el paisaje desde la distancia que da la altura. Ahora, cualquier ciudadano con acceso a la red de Internet puede acceder a Google maps para mirar la casa en la que habita desde el cielo.

Esas nuevas tecnologías están al servicio de la conquista del aire, como anteriormente lo fueron otros inventos técnicos del hombre. La fuerza de gravedad nos empuja al suelo. Alguien se tropieza en la calle y desencadena carcajadas a su alrededor. Nos reímos de nuestras propias limitaciones. Después del salto, siempre viene la caída si no se tiene alas. El hombre siempre ha querido volar. Será porque las aves simbolizan el viaje y cierta ligereza, un despego de los asuntos terrenales. El hombre ha construido todo tipo de artefactos y lo ha conseguido. Hoy, volar es un mero trámite. Se ha banalizado hasta el punto de que ya no es necesario desplazarse: las cámaras en órbita nos facilitan las experiencias que ansiamos a través de imágenes.

Pero desde la segunda guerra mundial, ya sabemos que los avances tecnológicos están motivados por estrategias geopolíticas ofensivas. Los programas que facilitan información práctica a los ciudadanos están en realidad al servicio de la vigilancia y de la intrusión en vidas y territorios ajenos. El control del aire es una prolongación del control de las fronteras, y en varios lugares del planeta, se ha materializado por la construcción de muros que dividen comunidades. A pesar de que desplazarse libremente sea un derecho fundamental del ser humano. Como se ve, los planos, los significados y los retos del aire son múltiples.