CORAZÓN REFULGENTE

Comunicación & Dibujo Canalizado
Tiempo de recepción: 17-01-2024
MAJOR

Me enseñan un corazón de oro, dorado, luminoso.

Y dicen: “¿Habéis oído hablar de los puros de corazón? Yo os voy a hablar de los corazones refulgentes. Todos los corazones son puros, pero para poder mostrar su pureza necesitan refulgir, y en eso consiste la maestría de vivir, en crear el espacio, el tiempo y la transparencia en el cuerpo, para que vuestros corazones puedan latir con fuerza, puedan mostrar su auténtica naturaleza.

Dicen, el proceso de estar vivo es un proceso de recuerdo. Cuando vuestra semilla llega al cuerpo, se envuelve en esta especie de cofre del Tesoro, y, mientras sois pequeños, en vuestra ternura, tenéis una permeabilidad y una porosidad en la que todavía recordáis quién sois, de dónde venís y a dónde vais, pero no lo sabéis expresar, y como no lo sabéis expresar, no lo podéis sostener.

Es entonces, cuando pasáis de la infancia a la juventud, que se cierra ese cofre, en la madurez. Madurez, quiere decir volverse duro. Ese hermetismo de la juventud en el que la mayoría calla, silencia, y refulge por dentro con unas energías fuertes e intensas. Porque, en vuestra modernidad, en vuestra contemporaneidad, no tenéis ritos de paso para abrir esa caja fuerte cordial.

Por eso, en las juventudes de vuestras sociedades desarrolladas, la mayoría de los jóvenes callan. El enamoramiento en esas edades es una oportunidad de abrir el cofre del corazón, es una oportunidad de dejar ir todas esas mariposas que revolotean en el interior, es un tránsito arriesgado, pues muchos no estáis entrenados para amar, porque en vuestra infancia no habéis sido amados, y todavía no habéis aprendido a sostener por vosotros mismos el Amor incondicional.

Así, esa primera iniciación, puede salir bien o puede salir mal, y os puede marcar vuestro crecimiento cordial. Muchos optan por el ostracismo radical. Y así, quedan cerrados a su capacidad de amar, por una primera experiencia truncada, que si no es bien resuelta, suele invocar a más.

Otros, a pesar de haber sido heridos, tenéis un corazón imperioso, tenéis un corazón blando, enorme, firme y tierno, un corazón que abraza las contradicciones, un corazón que sostiene las paradojas y que, aunque se las encuentra, las traspasa, las sostiene. Y, poco a poco, esa gran capacidad cordial va cediendo, cediendo al cofre de vuestro olvido, y vais empezando a recordarlo.

Es, entonces, cuando os dais cuenta que es una cuestión de ejercitar, que es una cuestión de sostener el Amor, que es una cuestión de abrir el caparazón para poder expresar ese Amor, y que es una cuestión de despertar continuo y fluido, de recordar continuo y fluido.

Es como si cada día que recordáis quién sois se abriera más esa caja del olvido, y os permearan más recuerdos del infinito. Es como si cada vez que os sentís más en casa, en ese corazón ardiente, cada vez que os sentís más en el hogar, y echáis mecha para que arda más, para que el Amor se pueda expresar, recordar más, y vuestra amnesia se fuera fundiendo con ese fuego de Amor incondicional.

En el Corazón de Buda. Dibujo Canalizado, 2021

Entonces, os dais cuenta que venir al mundo es una experiencia y un ejercicio para el recuerdo de quien verdaderamente sois. Y cuando vais fundiendo las capas del olvido, cuando vais derritiendo esas protecciones de la experiencia preventiva, va emergiendo vuestra auténtica naturaleza.

Y es un juego que cuanto más lo invocáis, más os permite recordar. Es una Luz y una calidez que cuanto más la insufláis, más os permite amar, y más os permite expresar aquel amor que sois. La expresión es fundamental, pues es la que sostiene la calidez, la que permite su irradiación y la que, finalmente, muestra vuestra refulgencia cordial.

Así, la diferencia entre la infancia y la madurez enternecida, es que en la infancia sabéis quién sois, todavía tenéis un rememorar que vibra en vuestra cordialidad, todavía conserváis esa ternura de la infancia, pero, como no la sabéis expresar a los demás y a vosotros mismos, no la podéis sostener cuando llega el momento de traspasar la juventud.

Por eso es tan importante la expresión. La expresión es la manifestación, y la manifestación es la irradiación. Es la irradiación la que derrite los velos del olvido. Cuando expresáis, escucháis y os retroalimentáis. Y si cuando expresáis, hay además otros que escuchan, esa retroalimentación se expande, vibra, y crece.

Y, en ese aumento de vuestra voz, aumenta vuestra conciencia de quién sois. Es una reverberación que tiene eco en otros corazones, que enciende por contagio a otros corazones, que alimenta a otros fuegos del recuerdo de quién sois.

Es por eso que cuando oís hablar desde esa cordialidad, sentís que las llamas empiezan a arder más. Como si estuvierais avivando el fuego de vuestra interioridad y, en verdad, así es. Cuando expresáis vuestra auténtica naturaleza, todos vuestros poros se vuelven escucha atenta a lo que pronunciáis, y a lo que expresáis, y a lo que escucháis, pues recibís la escucha atenta del fuego que empieza a crepitar en otros corazones igualmente ardientes.

Este es un proceso hermoso que estáis experimentando y al que nosotros os alentamos. No solo a captar nuestra voz, sino a expresar nuestra voz y a contagiar nuestra voz, sin precipitación.”

2 Comments

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Paulareply
26 marzo, 2024 at 20:09

Gracias Mapi por esta canalización tan bonita. Y también por recordarnos la potencia de la expresión autentica.
Así como la magia de recordar quien somos.

Mapi Riverareply
27 marzo, 2024 at 16:23

¡Muchas gracias Paula por tu comentario! Un gran abrazo

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