ILALUZES

Mª Luisa Cancela Ramírez de Arellano

Mapi Rivera nos está acostumbrando a su dinámica imparable. No han pasado diez años desde que inició su actividad expositiva y hoy ya podemos apreciar en ella una trayectoria dilatada, coherente, a través de espacios en los que poco a poco ha ido sembrando su discurso, abierto siempre hacia nuevas y seductoras sugerencias, dándonos la oportunidad de ir descubriendo su trabajo.

En las salas de Museo Pablo Serrano hemos visto colgada su obra son anterioridad, en las Muestras de Arte Joven de las convocatorias 2001 y del 2003 una de sus obras formó parte de la exposición que, con el título “Imágenes de mujer en la plástica española de siglo XX”, celebraba el 10º aniversario del Instituto Aragonés de la Mujer.

Ahora es un proyecto individual el que presenta bajo el sugestivo título de “ilaluzes”, ampliándonos la posibilidad de conocer, indagar y disfrutar su obra.

Mapi confiesa que su proceso creativo es la concreción, la manifestación de su proceso vital. Ella misma reconociéndose en su obra. Narrando con imágenes y palabras el desarrollo de una introspección personal en la que se renueva a la vida, a la esperanza; que supones un continuo renacer a través de lo intangible, de lo no vivido de forma consciente. Este camino de reconocimiento interior se revela y transmite en su obra, descubriéndonos sus más íntimas inquietudes y anhelos, por medio de su mirada.

En sus planteamientos teóricos indaga en las fuentes de la mística cristiana, de la sufí, la taoísta y la budista. A todas ellas es común el interés de trascender el mundo real para encontrar los caminos de la vida desde el amor y la fe. De alguna manera, el conocimiento espiritual de los principios de la mística visionaria, de las visiones celestiales, de los símbolos de las manifestaciones divinas, la unión soñada entre la criatura y el creador, la fuerza de la luz como vida, origen y fin, están fuertemente arraigados en los orígenes de su proceso creativo.

Desde el mundo de la imaginación interpreta su realidad interior, un camino que comparte con la mística oriental, como medio para conseguir el conocimiento de uno mismo y alcanzar la perfección.

Ello justifica la desnudez del cuerpo, su descubrimiento. Es la búsqueda de la esencia para, una vez despojada de lo ajeno, palparla, reconocerla y asumirla en toda su pureza. Es el desnudarse para liberarse de los hilos invisibles que la vida teje a nuestro alrededor, convertidos en ataduras y dependencias, identificados con sentimientos, afectos, relaciones que nos pueden confundir conducir hacia otro yo.

Esta idea de pureza se recrea en comunión con la luz. Luz transparente, luz divina como origen de vida, como esencia de amor. Llega el momento en que las imágenes de pureza crecen desnudas, vestidas únicamente por la luz que las convierte casi en transparencias, en formas sin mácula, nuevamente para conocerse en su intimidad, liberadas y despojadas de lo vivido para retomar el principio y volver al origen.

Imágenes que nacen en la imaginación para aproximarse al conocimiento de uno mismo y que remiten a la conciencia de Ser, manifestada simultáneamente en todas ellas, en una realidad sola e indivisible.

Estas imágenes que surgen desde su interior, proyección de sus fantasías, sirven de coartada a la creación y abren ventanas a través de las cuales fluyen hacia el exterior.

A todo ello se suma una gran carga de creatividad personal que no se aprende, se siente. El sentimiento y la pasión que Mapi Rivera pone en sus creaciones se trasmite y nos da libertad para dejar actuar nuestra percepción estética en la que la ternura, el romanticismo y la belleza acentúan lo expresado.

Desde la cámara, su ojo convierte al cuerpo en obra de arte. Un cuerpo que se vuelve materia prima, material plástico modelado, esculpido, idealizado, congelado en el espacio y el tiempo, inmovilizado, haciendo énfasis de su aislamiento. No hay referencia alguna al paisaje, a lugares concretos. Todo son ambientes espaciales.

Estas imágenes sin contextos adquieren la fuerza de formas idealizadas. Son representaciones femeninas que constituyen una imagen-espejo de sí misma, pero marcando las distancias, como si a través de la cámara quisiera mostrarnos aquello que está ausente de lo real. Enfatizado todo ello por un brillo relumbrante, sedoso, de gran intensidad visual, presente en todas las imágenes. Es un arte transparente en el que, a través de rituales, transformaciones y metamorfosis del propio cuerpo, se expresan sentimientos.

Y paralelamente a todo ello está su compromiso y su deuda con otras artistas que reconoce han conformado su espacio creativo.

La búsqueda de un mundo utópico inspirado en las creencias budistas tradicionales de Mariko Mori (1967). En su trabajo “Cosmos esotérico” (1996-98) la multiplicación de su imagen dentro de burbujas flotantes nos trasladan a escenarios mágicos que nos alejan de visiones pesimistas marcadas por el declive moral debido al consumismo y al avance tecnológico. La constancia de una vida interior, la vuelta a un estado de la mente anterior al nacimiento y las enseñanzas budistas y sintonistas que emanan de su trabajo, son referentes comunes con la obra de Mapi Rivera.

Con Jana Sterbak (1955) se relaciona desde los elementos que enmascaran la propia realidad. Esta artista conceptual, de gran carga surrealista, trata en sus obras temas tales como el amor, la sexualidad, la seducción, el poder. Sus piezas están a menudo construidas como ropas-construcciones. Utiliza el vestido como metáfora “de la interioridad que fluye hacia el exterior”; al desnudarse se hacen visibles todas las fuerzas ocultas del yo, todo lo que es pasional y espiritual.

La gran vida interior recogida en escritos y diarios de la cubana Ana Mendieta (1948-1985), son también un referente. La añoranza de los orígenes, las actitudes sociales, el feminismo, la ecología y casi todo lo relacionado con la cultura latina en general, son cuestiones que están presentes en su obra. Su serie fotográfica “Siluetas” (1978) son el resultado de una serie de acciones sobre el paisaje, en las que lo que resulta es la impresión de su propio cuerpo en el paisaje, huellas de su silueta ya ausente, interpretadas como una relación de intimidad con la tierra, la unión entre cuerpo y naturaleza, entendida esta en su vertiente femenina de “diosa madre”.

Con Louis Bourgeois (1911) coincide en su preocupación por el mundo de los recuerdos. Obsesionada por su propia infancia, esta escultora rehace continuamente su historia a través de las imágenes del inconsciente, con un vocabulario muy particular y referencias constantes a las relaciones con sus padres. El negocio familiar dedicado a la restauración de tapicerías antiguas hizo que desde niña se encontrara rodeada de agujas, bovinas, telares… La exposición de la Serpentine Gallery de Londres (1998) recrea en cierto modo ese mundo de infancia y relaciones familiares, en pugna constante por liberarse de sus ataduras y asumir el presente.

El conocimiento del trabajo de estas mujeres, sus actitudes de compromiso social y de denuncia, son una referencia en la obra de Mapi Rivera. Ella se inscribe en la misma línea de compromiso, desde la indagación y el conocimiento de su propia realidad, ofreciendo imágenes desde su interior con el mensaje implícito de que cada persona tiene una única trayectoria hacia la verdad.

LA EPIDERMIS DE LA ESFERA

Núria Gual

“La obra de arte no ilustra o establece la teoría, la teoría solo puede cubrir-descubrir parcialmente la obra de arte. A veces la obra de arte produce semillas de teoría desde la cual tras su elaboración, el arte se escabulle”. B.Lichtenberg Ettinger.[1]

El trabajo de Mapi emerge como una constelación plagada de estrellas luminosas que tienden sus haces de luz, como trazos imaginarios, para encontrar otra estrella que le permita dibujar su figura. Estos destellos exigen un contacto, un conocimiento directo, intuitivo. Y es que la mirada, la visión, puede convertirse en el canal privilegiado de la intuición espiritual.

Por eso escribo estas líneas, con la conciencia de quien sabe, que como mucho solo pueden operar a modo de sondas planetarias. Colocadas en orbitas cercanas a la constelación, sondas desde donde poder otear, hacer un “mapeo” o emprender el viaje a este universo.

La visión particular de una imagen u objeto nunca es un fenómeno de lectura univoca, cada imagen contiene multitud de imágenes, cada percepción de esa imagen oscila en relación al momento y sujeto que recibe, apela a su memoria, a sus vivencias a sus construcciones culturales, nos ofrece tantos aspectos, que no pueden agotarse en un único acto perceptivo.

Lo percibido resulta ser así una inmensa red de posibilidades, de la que se puede y se debería, entrar y salir con distintas experiencias cada vez.

Eso hace de la visita a una exposición, una aventura vivencial fascinante. Las imágenes cruzan los ojos y se alojan en el intelecto revolviendo el armario de las ideas, sin permitir una lectura simple o única. De este modo modifican en esencia nuestro mundo y el modo de verlo, uno de los cometidos esenciales de la obra de arte.

 

Coser y descoser

Co- ser. Coser para ser con otro, suturando, atando a otro devenir el nuestro, un devenir sol o flor o árbol o mariposa o lago, poniendo en duda y modificando las identidades y disolviendo las distancias. Cosiendo con los hilos sutiles del afecto, la aguja proporciona un apéndice a la piel para generar una nueva identidad.

Se trata de un habitar con otro, horizontalmente aboliendo jerarquías. Son esculturas externas semejantes a prótesis que enriquecen, entrando en simbiosis con la piel, aliándose, contagiándola amorosamente.

A que fin mantener un yo aislado, poseer una imagen fuerte, definida frente al mundo, sino para delimitar fronteras, para establecer abismos.

Debilitar ese yo, ese es el objetivo. Contaminándole yo de otros “yoes” ajenos, estableciendo así nuestro yo como un lugar de paso, de confluencias, para así proporcionar a la identidad individual una posición más fluida y reticular, convirtiendo el yo a lo más en un locus estratégico.

“Hay todo un sistema social que podríamos llamar sistema pared blanca agujero negro. Siempre estamos prendidos con alfileres en la pared de las significaciones dominantes, hundidos en el agujero negro de nuestro querido Yo. Pared en la que se inscriben todas las determinaciones objetivas que nos fijan, que nos cuadriculan, que nos identifican y que nos obligan a reconocer…” G Deleuze, C. Parnet. [2]

Esta simbiosis se produce gracias a las esculturas-dérmicas de tela.

Utilizando la costura, tradicionalmente ligada al mundo privado y personal de lo femenino, como un medio artístico más y hacerle ocupar un lugar público como las salas de un museo o una galería.

Este instrumento es ya habitual en muchas artistas contemporáneas, basta recordar a Cosima von Bonin, Tracey Emin, RoseMarie Trockel… (figura 3,4,5) o Alicia Framis.

No hay que olvidar la importancia que tienen al respecto todas las reflexiones sobre los roles de la mujer en el arte, efectuadas por el conjunto de las artistas del feminismo

Ellas reclamaron su lugar en la “alta cultura” denunciando lo absurdo de que la artesanía y con ella la costura, se mantuviera como un subgénero solo por haber sido una actividad a la que se relegó la creatividad femenina durante siglos[3].

Con la reivindicación del trabajo artesanal como el terreno olvidado de las actividades artísticas de las mujeres en el hogar se propone la valorización o reconstrucción de una historia poco divulgada de la productividad femenina.

Este síndrome de Penélope que abrazan las piezas de Mapi, es harto distinto a la Penélope Homérica que espera y existe en función de esa espera. Aquí se desteje no a la espera de Ulises sino para renacer para ser, para metamorfosearse.

Y con esa costura los velos….

 

Velos

Velar-Des-velar … y perder el sueño. Lo que buscamos y anhelamos, lo más preciado, no se halla fácilmente en la superficie sino que suele estar siempre detrás.

Tras los velos, tras las penumbras, tras los obstáculos. El uso de esos velos dota de mayor poder seductor lo que revisten, usando la misma estrategia que el maquillaje. El maquillaje, otro ritual femenino por excelencia que se usa a modo de máscara hieratizante, para así obtener la belleza del canto de las sirenas (provocación y cautiverio), generando una  belleza que por distante y alegórica se hace  irresistible.

Velos que nos preservan de aquello que por exceso podría causar nuestra destrucción. La verdad – la belleza -……el velo, al igual que hizo el escudo-espejo de bronce de Perseo sirve para evitar la mirada directa hiriente de la Medusa.

Con frecuencia lo mas exquisito, lo que mas apreciamos se halla escondido y exige ciertas pruebas o ritos de paso.

Las fórmulas que sirven para acercarnos al objeto de deseo, generan un cambio en la mirada y con frecuencia demandan una mutación en los cuerpos.

Es un rito de paso, aquel que nos permite acceder a este nuevo estado

Despojarse de los vestidos, de los velos, desnudarse es en si, parte de un ritual de paso tradicional, bien documentado por los antropólogos en muchas sociedades de todo el planeta

Estos ritos de paso se ajustan a una pauta notablemente similar en las culturas más diversas[7]. Los principales acontecimientos para la celebración de los ritos de paso son la reproducción, la llegada a la madurez, el matrimonio o la muerte.

En todos esos rituales las formulas se asemejan, en primer lugar, se aleja al individuo de las rutinas asociadas a su vida anterior, se le descontextualiza y aísla. En segundo lugar, se actúa física y simbólicamente de modo decisivo para extinguir los estatus anteriores. Con frecuencia estas acciones están vinculadas a la idea de extinguir, matar la vieja personalidad. Y para promover «la muerte y la transfiguración» se cambian las ropas y adornos viejos por otros nuevos y se pinta o mutila el cuerpo, en definitiva se le desnuda para imbuirlo de un nuevo estado. [8]

 

Muda

Despojarse del velo- Mudar-se. Despojarse del velo, despojarse de la piel rompiendo las costuras, abriendo heridas nos evoca el ritual de muda de los ofidios o los arácnidos (una vez mas Penélope), que para poder crecer deben despojarse de su viejo exoesqueleto o de su rígida piel.

El proceso de muda es en sí una lección interesante. Estos animales mudan su piel generando primero, desde adentro hacia fuera, una nueva piel. La piel vieja es parcialmente disuelta, y por debajo de ella nace un líquido – el fluido de la muda – que la empuja hacia arriba y afuera.

Cuando la nueva piel ya está a punto, la vieja se rasga, y se abandona, como si se desprendieran de la ropa. Y como los vestidos, no se quitan rompiéndose por cualquier parte. Existe una “línea de fractura” ya determinada para eso, como una costura ligeramente hilvanada, como una línea de abotonadura, como una cremallera.

La nueva piel, será muy clara, arrugada y aun blanda, debe ser rápidamente estirada, y tanto como sea posible; cuando el proceso acabe y se  endurezca , ya no va a poder cambiar de tamaño .

Para estirarse y crecer, los animales recién mudados deben además valerse de otros trucos; por ejemplo, algunos pueden necesitar ingerir grandes cantidades de agua, para poder inflarse. Además, para sacarse de encima su vieja cutícula, necesita adherir uno de los extremos de su cuerpo a algún objeto que le sirva de punto de apoyo firme, para entonces poder tirar. Un objeto fijo cualquiera, que tenga a mano: una pared, un tronco, una ramita, una hoja…

Es el renacer. La metamorfosis es un proceso de cambio en fronteras y umbrales, memoria y olvido, el yo y el no yo, un proceso de desvanecimiento. La piel abandonada es testigo de otro momento de otros “yoes”, es huella de otra realidad que ya desapareció.

Por eso el recorrido entre las obras “Pieles de Paso” o “Descoser” y las series “Burbujas” que entran de lleno en el cuerpo devienen un proceso absolutamente natural.

Se trata de asistir a la documentación de un proceso vital (con lo que conlleva de espiritual) casi un proceso biologico. Un proceso de crecimiento, de cambio donde lo que vemos ya no está, y lo que está son solo las huellas.

 

Cuerpo

En “Burbujas” oímos como un silencio, el cuerpo se convierte en objeto y sujeto de nuestra mirada y pensamiento. Esta reivindicación directa del cuerpo no podemos más que recordar actitudes como las de Ana Mendieta en sus Animas o sus Árboles de la vida (figura 1-2), o Charlotte Moormann con sus arriesgadas performances [9]…Un cuerpo no como ser, sino como un acontecer que se nos ofrece.

“Burbujas” nos ubica en una posición más íntima que la desnudez, la de asistir a la metamorfosis. El cuerpo deviene un tránsito, un estado nómada con el que disentir de las realidades fijas o preestablecidas.

Hay una larga tradición en el pasado siglo XX de artistas, sobre todo en los setenta, que usaron su cuerpo como tema y como medio en las obras, poniéndolo a prueba en casos como el de Gina Pane con sus cicatrices, alterándolo como Olan con las modificaciones de su cuerpo a través de las intervenciones de cirugía plástica, [10] en cualquier caso, convirtiendo el cuerpo en un instrumento crucial y eficaz de la actividad creativa.

Para las artistas, trabajar con el cuerpo ofreció un medio idóneo para cuestionar los cánones establecidos sobre la belleza y los roles de la mujer. [11]

Y es que la representación del cuerpo en el arte no sería la misma sin la riqueza conceptual de los distintos feminismos. Y en esto, juegan un rol fundamental autoras como Louise Bourgeois, Cindy Sherman o Janine Antoni.

Esta actitud que significa a la par una renuncia a la jerarquía tradicional de las formas artísticas—pintura, dibujo y escultura— y un reto hacia un mercado (el del arte) acostumbrado a comerciar con tangibles…

Los medios más adecuados para mostrar y documentar este devenir del cuerpo han sido obviamente la fotografía, el cine y/o el vídeo, que permiten captar al artista en acción y preservar su imagen. Medios desafiantes también con respecto a la noción de un único original. La fotografía y el video proporcionan imágenes que a modo de documento   recogen las acciones. Permiten asistir a la acción pero además dan al artista el margen suficiente de manipulación para establecer el “tempo” deseado, para perfilar con exactitud sus matices o alterar digitalmente aquello que fuere preciso.

Así el trabajo de Mapi Rivera aborda todo tipo de medios lo fotográfico o videográfico, y, sin pertenecer a una única disciplina teje su discurso, cosiendo si es preciso, con textos y, dibujos, levantando un corpus compacto, en cualquiera de los casos ejerciendo un control preciso y perfeccionista de la imagen y del tono final, midiendo cada matiz.

A este largo descenso a la profundidad del yo se asiste casi desde el ruedo.Nos traslada de modo  voluntario hacia una desaparición progresiva del yo.

Por el camino, igual advertimos que ese cuerpo no es tan lejano, se asemeja quizás al nuestro y en ese mudar de piel hay algo que nos afecta, un renacimiento común.

Es un cuerpo de claras contaminaciones orientales (figura 8) , con esas frágiles esferas que en el inconsciente colectivo  atribuimos a la infancia y sus pompas de jabón, y en la madurez, a la imagen de perfección.

Como mundos perfectos, cristales brillantes flotantes jugando con ese cuerpo atemporal. Inevitablemente nos evoca a las diosas- la diosa dadora de nueva vida e inmortalidad (Deméter, Artemis de Éfeso, Isis, Hathor, Isthar). Y a otras de un erotismo sagrado (Afrodita, o Sakti).

Estas fotos, contienen un hieratismo de fuerte carga simbólica que no podemos disociar de las imágenes vinculadas en nuestro inconsciente visual a lo sagrado.
Este esplendor femenino que se asienta voluntariamente en la fragilidad, consiguiendo la majestuosa presencia de las Madonas o las Inmaculadas de Murillo y Zurbarán, evocadas en este aire ingrávido contagiado de iconografía oriental y algo inocente. Se trata de la reivindicación del sentir como modo de conocimiento universal.

En cierto modo el mundo está construido con metáforas universales que nos persiguen siglo tras siglo, varían su entonación, modificamos sus matices.

Entre ellas la de la esfera. Su simbolismo recorre desde la Antigua Grecia hasta la Edad Media, desde Atenas a Damasco.  Parménides defiende que la esfera (sphaira) constituye el principio cósmico fundamental. Esta “circularidad” del ser también se reproduce en las cosmovisiones de Empédocles y de Anaximandro y llega hasta Platón en el Timeo donde el cosmos es concebido como una esfera.

El lenguaje alquímico medieval concibe a Dios como “esfera cuyo centro es ubíquo y cuya circunferencia nunca vemos”. Mientras que en la Antigüedad la esfera era referida a la divinidad, al cosmos y al “alma del mundo”, su simbolismo ha ido ampliando significado, así con los románticos simbolizaba el alma individual y finalmente  al “yo ideal”. Todo esto se halla contenido aún en esa imagen que identificamos simplemente como esfera, y no se puede obviar

Cada obra de esta exposición requiere ser contemplada con detenimiento como si se tratara de una estrella ,  para ver todas sus irisaciones con detalle , estrella que es en sí un punto refulgente lleno de cualidades propias pero el sentido de su luz adquiere su máximo significado en el contexto de la constelación, no hay VELO sin MUDA ni esta sin CUERPO ni cuerpo sin ESFERA, así la esfera se cierra con un centro equidistante de cada estrella, formando esa constelación que es la obra de Mapi Rivera.

Barcelona 4 de marzo de 2004

 

[1] “Woman-Other-Thing: a Matrixial Touch,” en el catalogo Matrix – Borderlines. (Oxford: MOMA, 1993).

[2] G Deleuze, C.Parnet. . Dialogos. Ed Pre-textos.Valencia 1980

[3] Barry, J. & Flitterman-Lewis, S:”The Politics of Art-Making” Ed. Raven, A.,Langer, C ,Frueh, J

[4]  Recordar simplemente que las cuatro caras de la Kaaba están envueltas en seda negra que se renueva anualmente en la época de las peregrinaciones. Este Tapiz Sagrado tiene dos aberturas para mostrar las piedras sagradas, una de las cuales, negra, es objeto de especial veneración

[5]  Hay una pequeña estatuilla de Isis del periodo tolemaico (330 al 30 A. C). hecha en diorita de 55 cm que se conserva en el Louvre. Paris. Los velos sutiles sobre el cuerpo son un icono común en las diosas de cultura diversa.

[6]  Así se suele representar en los códices miniados como en el “Siyer-i-Nebi” 1003/1594 atribuido a Nakkas Osman. Biblioteca Topkapi Saray. Estambul. Turquía.

[7] En las ceremonias de iniciación masculina de los ndembu del norte de Zambia y en muchos pueblos de África y Oriente Medio

[8] M.Harris Antropología cultural, Alianza Ed., Madrid 1996.

[9] En “ Underwatter Cello” 1972 Acción en que Moormann toca desnuda un violonchelo de hielo sumergida en el rio Hudson.

[10] Gina Pane escaló por un armazón metálico erizado de púas, que se clavaba en pies y manos

[11] Marina Abramovic  Art must be Beautiful, Artist must be Beautiful, 1975 en Copenhague se peinó con un cepillo de metal hasta herirse el rostro y  el pelo  diciendo “el arte debe ser bello, la artista debe ser bella”.

ESTADOS Y SENTIDOS

Mapi Rivera

Silencio, 2001

Siento el silencio de cuando no era. Una ausencia de color, similar a una luz blanca y cegadora. Una única mirada, sin ojos y sin visión.

Siento el momento en que una ráfaga de viento suave me aleja de esa nada, y como el soplo continuo me va dando forma. Atravieso una oscuridad sin arriba y sin abajo, me mantengo flotando gracias al aire que me aleja y me envuelve. Gracias a un cordón-hilo de luz umbilical que se dibuja conforme yo me distancio de esa nada blanca, de ese amor entero, de esa eterna paz, de sentirme una gota de luz y todo el agua.

Ahora, una gota sola diferenciada por la distancia. Abro mis ojos para ver mi ser recién nacido, mi ser separado. En ese instante mi corazón comienza a sentir una nostalgia profunda. Solo el hilo de luz que lo une a la luz más pura alivia mi ser. Aquí en mi corazón hay un pequeño lago formado por una lágrima de luz. Una gota de silencio; alrededor mi alegría y mi añoranza.

Es una burbuja de aire, una lágrima que envuelve al soplo de la vida. Es un ojo que mira, para poderse mirar. Que mira a través del hilo de luz, como si fuera un catalejo blando, y transparente.

El papel en blanco contiene en potencia todas las palabras, todas las imágenes. Me recuerda ese silencio de cuando no era. Mi corazón se emociona, la burbuja comienza a girar, la lágrima se enternece. Y todo mi ser dibuja, escribe, se manifiesta en el papel. Mis formas se desprenden como pieles, como caricias, sobre el papel. Creo imágenes como trajes de terciopelo, tactos que palpan esperando ser tocados por el papel intacto. Una mirada húmeda desde el centro unido de luz, y esa imagen creada, nacida, desprendida; se desviste y se libera.

Siento que cuando dibujo, creo; me desdibujo y me descreo.

Es un nacimiento desde mi ser nacido, y a su vez es un renacimiento a través del cordón de luz que me mantiene viva y se extiende sobre el papel. Dejo que esa luz me inunde, dejo que esa luz escriba, dibuje, cree. Cuándo más unida estoy a la luz, cuanto menos yo soy, y más soy la luz; más ligera y más transparente es la imagen que aparece. Más se parece, más se aproxima la imagen recién nacida, a la fuente de esa imagen; a la imagen silenciosa.

Solo la mirada húmeda, impregnada de luz, ve en cada imagen el instante de luz. El hilo que las recorre y las une, las lleva de vuelta a la luz.

Cada trazo, cada imagen, por ser creada es un trazo de añoranza y una recreación del silencio increado. No se puede hablar del silencio, ni crear lo que no tiene forma, ni pintar lo que no tiene color. Imaginándolo, voy

liberando imágenes. Las creo y las echo a volar. Nazco y vuelvo a nacer con cada una. Más ligera, más abierta; es como ir desimáginando una madeja de imágenes. Como irme aproximando, siguiendo el hilo de vuelta a la luz. Naciendo sin cesar, para llegar al nacimiento eterno. Para tocar con trazos cada vez más sutiles el papel intacto. Dónde yo misma sea ese papel virgen.

Dónde mis ojos no tengan sentido, porque no hay nada que ver, dónde yo sea una única mirada de luz…

 

Luz, 2002

El tiempo pasa, un día pasa, una hora, un segundo paso.

Miles de movimientos aderezan este día, algunas palabras, algunas sonrisas, un saludo.

En ratos tranquilos la lectura de un libro. En ratos aún más tranquilos, solo algunos pensamientos. En el tiempo sin tiempo, cuando el pulso de la creación late, surge un dibujo, un poema… En la ausencia de tiempo, cuando el corazón en su pureza coincide con la luz, y sólo siente amor; una atmósfera vaporosa se expande cegando todo lo que no sea el amor que el mismo emana.

La luz de amor inmutable, se manifiesta cuando el tiempo para, porque ella no se ha movido nunca del corazón.

Pasa el día, miles de movimientos lo han aderezado. Y siempre este punto de luz en mi corazón sin moverse de mí. Yo cambio, me muevo, siento que cambio de piel a cada instante, al despertar en la mañana encuentro junto a mi cama pieles abandonadas.

En la noche, en mis sueños, quiero sólo ver la luz, como un punto vivo firme en mi centro. Quiero sólo ver la luz. La quiero tanto, que cambio de vestido.  Abandono un traje antiguo y me visto de mi amor a la luz, lo abandono para vestirme de mi amor al amor a la luz. Todo mi ser se metamorfosea hacia la luz.

¿Qué es un día que pasa, una hora que pasa, un segundo que pasa, si no he sentido mi amor a la luz; atravesando mi ser desde la cabeza, al corazón, al vientre, atravesando mi cuerpo como un río que recorre su cauce?

Se que todo lo que he creado, lo ha dibujado mi amor a la luz. Se que lo que escribo ahora, lo está escribiendo mi amor a la luz. Noto como la luz me abraza y se desprende en cada palabra. Es un hilo que no para de dictarme la vida.

Si lo siento el hilo gira, el hilo habla, dibuja, ríe, sueña… Si no lo siento, no estoy sintiendo mi amor. Mi amor es mi voluntad, mi voluntad de que el tiempo no pase, de que un día no pase, una hora, un segundo sin que mi corazón esté latiendo amor a la luz.

Mi voluntad, hace que mi ser gire sobre un punto de luz. Hace que me desprenda de pieles y pensamientos secos, que cambie mi rostro, que ahonde mi mirada hacia ese punto de luz. Mi voluntad no deja que pare, para poder parar al tiempo. Mi voluntad me mueve, en círculo hacia arriba, girando en remolino ascendente, sobre un punto inmutable de luz…

 

Pieles de paso, 2003

Rosa, violeta, azul, turquesa, verde, amarillo, blanco… Mi mirada cambia de color, ante el azul que pasa, el verde que pasa, el amarillo que pasa…

¿Cuál es el color de mi mirada? El verdadero mirar no tiene color, en el fondo de mis ojos hay una ausencia que alberga todos los colores.

Lloro para liberar imágenes, colores. Mi cuerpo se ha teñido de falsas caricias, el verdadero amor no deja huella. Todo lo que pasa y me traspasa, todo lo que me afecta e impregna, todo lo que toca sin amor; se adhiere, cubre y recubre la desnudez, vela la mirada limpia.

Decido abandonarme al cambio, desvelar hasta tocar mi esencia inmutable. Mudar una piel tras otra, un rostro tras otro, vaciar mi mirada hasta el fondo de mis ojos. Mirar allí dónde nada pasa, pasar y traspasar una piel tejida de recuerdos, otra piel coloreada de pasado, liberarme de todo lo que no es hoy, desprender lo ya vivido, recoger lo vívido para ser solamente, hoy presente y vivo.

Preservar así todo el espacio de mi cuerpo, lugar de paso, para la esencia de luz que permanece, que no se inmuta. Y sólo desde este origen, abrir crisálida tras crisálida para abandonar todas las concepciones incubadas caricia tras caricia, beso sobre beso, color sobre color, mezcla tras mezcla.

Me desvisto de las sedas de colores, de apariencias disfrazadas de hermosura. Me descubro descubriendo una piel tras otra. Desapareciendo, surge brillante, un cuerpo pálido de color y al mismo tiempo me encuentro en la cara sonrosada de una novia.

¿Pero qué sinlugar, que ausencia de color late mi corazón qué me permite ver todos los colores? En mi esencia soy amada y amante, desposada por amor, me desnudo y me visto únicamente de luz…

 

Des co ser, 2003

La acción experimental “des co ser” imagina una acción, un hacer que deshace. La vestimenta que aparece entera sólo en la primera imagen ha sido hilada para ser deshilada durante el desarrollo de la acción experimental.

Las costuras de este vestido de seda se unen gracias a multitud de hilos de lana que cuelgan de la cabeza, de los brazos y de los costados, dando apariencia de pájaro extraño.

Este vestido es el símbolo de todos los atuendos que he cosido y que a su vez simbolizan metamorfosis internas y cambios de piel.

Sus hilos abarcan desde la primera prenda con la que alguien cubrió mi cuerpo desnudo o incluso desde antes cuando solamente un hilo me vestía y me ligaba; el cordón umbilical. Abarca desde entonces hasta ahora; veintisiete años de vida acumulada, condensada en la costura de una sola prenda.

Hilos de pensamientos, hilos de proyectos, hilos que me han ligado a personas, a entornos, hilos que me han tendido trampas, telas de araña, en las que yo, aún teniendo siempre una pequeña intuición que me alertaba, por inercia o por cesión he caído, trampas que en ocasiones yo misma he urdido y he tejido hasta que la intuición en mi pecho estuvo a punto de apagarse como una luz cada vez más pequeña en la noche que se iba haciendo inmensa.

Hilos que tiran hacia todas las direcciones opuestas y confusas, enmarañadas y contrarias a esta luz.

Cuando era pequeña esta luz era tan grande como yo. Yo era casi toda yo con algunas referencias externas. Yo era casi toda luz. Para volver a ser yo, para recuperarme y reconocerme he cosido este vestido. Sus hilos son desconocidos, son toda la extrañeza que me cosía y me penetraba profanando mi verdadero ser.

Mi intuición que ama la vida me dijo que para volver a ser me tenía que “des co ser”, des hilar todo lo hilado, des ligar todo lo ligado, des ahogar mi luz para que ella vuelva a coincidir conmigo, para que desde mi corazón se expanda hasta rebasar y rebosar mi piel desnuda…

 

Álitos, 2003

La serie de imágenes “álitos” surge después de haber profundizado a través de los estratos de mi ser y en el mismo centro haber descubierto un tesoro.

Es un tesoro sin macula, sin huella de tacto alguno. Es un tesoro que solo intuía y de niña tenía su certeza y su conocimiento innato. Se ocultó en lo más profundo, en la única parte impenetrable de mi cuerpo, en el mismo centro de mi corazón. Y no se si fue mi corazón quien preservó mi tesoro o fue el tesoro quien preservó a mi corazón.

Mi tesoro es una burbuja que no se ve, no se toca, no se huele, no tiene sabor; sin embargo, su pureza es embriagadora y satura en su esplendor todos los sentidos.

Mi sexo y mi vientre e avergüenzan, mi mente se contrae ante esta burbuja transparente. ¿Cuándo, cómo y porqué no cuidaron ellos tal como lo hizo el corazón de su tesoro, de su burbuja, de su virginidad?

He nombrado rey al corazón, es un rey fiel y firme. Se ha de ser muy firme cuando guardas un tesoro tan sutil. Hace que mi cuerpo entero se doblegue y se desdoble ante su amor, que se libere de la vergüenza y del miedo ante esta burbuja que es un soplo de aire húmedo y redondo; el hálito de mi ser, mi verdadera vida…

 

Ilaluz, 2004

Las series fotográficas “ilaluz” captan imágenes imaginadas en la intimidad de mi ser, en tiempos recogidos, en el espacio de mi cuerpo en silencio. Surgen del corazón, aparecen como si se abriera una ventana a través de la cual mi ser se conectara con otro mundo más sutil; el de la imaginación. Mi corazón engendra las imágenes que empatizan con él, según lo que él es, lo que añora y lo que anhela.

¿Quién diría que un niño nace de la nada? El vientre virgen de María no tenía imágenes. Para que mi corazón de a luz imágenes cada vez más puras, lo he ido despojando de su imaginería. Para que la Imaginación descubra mi verdadera Imagen me desnudo y transparento mi corazón. Cada fotografía, cada imagen se desprende para expresar un sentimiento vivido y vívido. Es la impronta de una experiencia liberada que da paso a la imagen que será, el eslabón que al hacerse real, al hacerse imagen concreta, me permite seguir aproximándome a la Imagen, al Centro. Todas las imágenes remiten a Una sola. Son como pétalos que dicen sí o no al centro que las sustenta. Deshojo mi corazón en busca de una sola imagen, la que me dio la vida y me hizo vivir.

Cada fotografía o imagen realizada atiende a la pregunta “¿quién soy?” y cada respuesta imaginada me conforma brevemente, siempre en el misterio y en la maravilla que me envuelve como en una nada, como en un no entender y saber, como en un olvido momentáneo del sentido de las palabras, de las personas, del mundo. Siento nueva y más viva la pregunta “¿quién soy?”

Y se y creo quién soy en ese instante que no conoce expresión posible. Imaginarlo es querer prolongar este instante, es querer vivir inundada del amor que merece el conocimiento de uno mismo. Se de mí que soy cuando soy amor, cuando mi cuerpo transparenta la luz del amor…

ILALUZES DE AMOR

Mapi Rivera

1

Se que no cabes
en las palmas de mis manos,
que sobrepasas mi corazón
que traspasas el cuerpo
que te viste
que me viste.
Se que vives por ti mismo
en ti mismo,
desde ti mismo.
Se que vives en mí,
como un río vive en el cauce elegido.
Estoy hueca por tu amor,
vacía y cóncava por ti.
Se que no hay mayor placer
que sentirte fluir en mis venas,
sentirte correr en mi cuerpo abierto a ti.
Se que aunque nunca ceses
permaneces en mí.
Se que no te puedo retener,
sino dándote,
se que sólo amándote te revivo.
A veces eres real como un cuerpo hermoso
con la piel de niño.
A veces eres la ausencia
que dejas al desaparecer.
Se que te toco cuando no estás,
y al abrazarte, apareces.
Para verte
te amo con mi profunda mirada,
cuanto más te amo, más te se,
más se que no cabes ni en tu nombre,
Amor…

2

Se me inflama el corazón
cuando te siento cerca.
Cuando te amo
desconozco los límites de mi cuerpo,
pues me abro enteramente a la luz.
Desaparecen los pensamientos,
sólo un caudal de amor me atraviesa
desde mi frente a mi sexo.
Y me reconozco corriente
de agua, de luz,
energía amante de amor
que se hace realidad amándote.
Caudal de amor
nuevo y el mismo
a cada respiración,
siempre presente, ahora.
Sólo así se mantiene limpio,
naciendo y renovándose
a cada caricia, a cada gesto.
Tu rostro es de ternura,
tu mirada firmeza.
Te miro y mi ser
entero estalla por dentro
en primavera,
reverdece mi tacto
y mis venas circulan caudalosas.
Se deshace el agua
congelada de miedo,
pues el amor
al mirarte te conoce
y lo reconozco en mí,
lúcida de él,
cálida en su abrazo.
Sólo así respiro
sin depender de mi respiración,
Sólo así descanso a tu lado
sin necesidad de dormir.
Sólo así vivo, y soy viva…

3

Mi decisión de amarte
no tiene tiempo,
mi decisión de amarte
tiene rostros presentes,
rostros de ancianos,
pero no tiene tiempo.
Tiene toda la vida desde antes,
desde ahora,
para acompañarte en mirada,
gestos, abrazos y apoyos;
y más allá de la vida.
Mi decisión de amarte
tiene alas finas transparentes,
la hermosura de los seres sin tiempo.
la hermosura que me hace entera
y que te entrego a ti.
La hermosura
que surge al dirigir
mi ser entero hacia la luz.
Mi decisión de amarte,
al ser única
derroca cualquier alternativa,
ella es entera en mí
y yo soy por ella entera.
Te la ofrezco, te la doy,
estés o no estés
al alcance de mis manos,
a la piel de mis caricias,
te la doy.
Esta decisión que tomo y me toma,
te enfoca a ti,
se da desde mi luz, a tu luz.
Y si tu cuerpo
se deshace en la luz antes que el mío
seguiré dándote mi amor,
mi luz a la luz.
A la luz, a través tuyo, me abandono…

4

Despojada de todo,
me quedo sola
y es lo único que tengo
mi sol-edad,
a ti te la entrego,
te la doy de vuelta
aunque siempre ha sido tuya,
ahora desnuda y sola
me doy a ti.
Y siento frío
y al instante tu cálido abrazo.
Me enfrío del mundo
y me vuelvo hacia tu hogar,
el mismo hogar que enciende mi corazón.
Dime, ¿crees que algún día
pueda desde ti volver a mirar el mundo,
con llamas en mis manos
tocarlo en la ausencia de mi tacto,
con tu hálito en mi boca
pronunciarte?
Ahora me recojo
en cutícula de hilos luminosos
mientras mi luz madura
y arde cada rastro de sombra.
Como mariposa que intuye otro cielo
y decide recrearse y renacer
con alas sutiles, transparentes
a la luz…

5

En el silencio del cuerpo
se vuelve el corazón de luz.
Siento alegría,
me siento pecho amamantado de luz.
Siento mis pezones erguidos, firmes,
sabedores de la luz que guardan y defienden.
En el día y en la noche
te he llamado, te he buscado,
al sentirte me encuentro,
y la búsqueda se difumina,
todo el pesar se deshace.
Soy un lucero que se expande para tí,
que te enfoca para amarte
y este amor que no cesa
de girar en mí,
se guarda como burbuja en su girar,
se dibuja en mi continua entrega,
su motor dice –“siempre”,
entonces parece que mi amor descansa,
pero es que su movimiento
se entiende único
y su suspensión abraza su origen y su fin.
¿Y quién soy yo,
sino este amor,
sino esta luz que ama sin cesar?
Y si ella cesa, ¿quién soy yo?…

6

¿Qué es la tristeza
sino un suspiro profundo?
Giro mi corazón
y soplo cada bocanada de nostalgia,
las devuelvo burbujas de añoranza.
Así el suspiro deja de ser lamento
y se torna aspiración.
Aspiro luz;
luz para quererte,
para esperarte, para sentirte.
Luz para mirarte,
para amarte,
luz para ser yo,
luz para ser luz.
Luz para escurrirme
entre los dedos de la oscuridad.
Luz para afirmarme en el sí.
luz para ser hermosa
y mirarme
y que solo tú me mires.
Luz para acariciarte,
besarte, lamer tu cuerpo
y acurrucarte en mi pecho.
Aspiro luz
y al mismo tiempo
soy aspirada por la luz…

7

Doy un salto
subo
subo
subo,
mi impulso es mi cuerpo de luz,
solo,
limpio de tierra,
limpio de mi misma,
puro de luz.
Subo por mi amor a ti,
por mi deseo de abrazarte,
porque ya ningún otro deseo me ata
ni me retiene.
Subo
subo
para llegar a ti,
reencontrarme contigo
y así conmigo.
Recogerme como un corazón
en tu regazo,
darme a ti,
solo a ti,
el único que al besarme
enciendes mi cuerpo
y lo rebosas de luz.
Luz que amo
que me alimenta
y me respira.
Luz, misterio comprendido
en mi amor a ti…

8

Siento un ojo recién nacido en mi frente.
Es como una almendra blanda,
y se abre a fuerza de amor.
Me he recogido en mi decisión de amarte,
he reunido mi cuerpo para amarte,
día y noche aparto voces, imágenes,
fantasmas que yo misma alimentaba.
Y ahora palidecen ante la luz
que me une
y dulcemente se ha concentrado
en mi frente.
Un ojo,
mirada que como un vértice
concentra todas mis miradas.
Este ojo de luz
es la cúspide, la cima ganada,
escalada por mi decisión de amarte,
de amar la luz…

9

Eres mi pensamiento
y no te pienso.
Eres tu quien piensa mi pensamiento.
Eres mi sentir
y de tanto sentirte
no te siento.
Como respiro,
así te amo,
como late mi pecho,
así te vivo.
En la noche descanso contigo
y no estas a mi lado.
En el día no te veo
y sin embargo sólo a ti te veo,
pues tu mirada se recoge en mis ojos.
¿Cómo se puede no depender del amado
para ser amante, y cómo puede el amado
no depender de su amante?
¿Cómo se puede no depender del aire
o del pulso del corazón?
Cuando el aire circula constante y suave,
entra, me recorre
y siento como es en sí mismo aire,
y sin dejar de ser aire,
es, cuando me penetra,
también yo y yo soy él.
¿Cómo podría mi vida
no depender del aire,
y el aire de mi respiración,
y el hálito del aire y de la palabra,
y la palabra del aire, de la humedad,
y de mi voluntad que la pronuncia?
La respiración circula
y en silencio late la palabra.
La palabra que en latencia viva
no cesa nunca,
comienza a sentirse
como un susurro interno,
Hasta que inflamada de amor y de cultivo,
estalla.
Mi boca la da a conocer
y la conoce,
y se reconoce boca
para decir la palabra.
Y dime
¿cómo puedo yo vivir
si no entregándote mi vida
con cada exhalación,
para recuperarla
cada vez que tú me inspiras?

10

He vaciado con llanto mi cuerpo
para ti,
pero tú, ¿dónde estás?
El agua pura que brota
de tu rostro,
me ha llenado con sus besos,
y soy cántaro vacío
y lleno sólo de ti…

11

Imagino mi cuerpo limpio
henchido de una burbuja
luminosa, transparente.
Es la claridad
que conozco al mirarte,
es la claridad que coincide
con mi amor a ti.
El misterio que guarda
mi pecho, mi amor sólo,
el que mi corazón
conoce intuitivamente
Como su único sentido,
su latido de luz,
el pulso de su vida viva.
Imagino mi cuerpo
amándote en el aire,
en las noches imagino
tu rostro como un lucero
descansando junto a mí
o besándome la cara.
Te amo
porque mi corazón te vive,
te conoce, te imagina
y te hace realidad;
a ti que en la noche
sigues luciendo como un sol…

12

Veo como se abre mi cuerpo,
de mi corazón surgen unas manos,
los brazos y todo mi ser
encendido de luz.
Me elevo dejando atrás
una yo que me contenía.
A veces a mis manos
acuden las tuyas,
me recibes desde arriba
Y me conduces a tu lado
por dónde tú ya conoces,
me muestras con familiaridad
este lugar blanco e ingrávido.
Te miro de reojo
y sin embargo de frente.
Pues aquí todo mirar es frontal,
no hace falta girarse
pues los ojos en su mirar entero
tienen la capacidad
de mirar siempre de cara.
Me miro desnuda y brillante,
contemplo a mi través
mi corazón aún más brillante,
en mis ojos dos lágrimas
de luz pura e intensa.
La hermosura de mi cuerpo
es pura luz,
entera, guardada,
reservada a la hermosura
que descubro en tu mirar,
en tu alegría
sabedora y calma…

13

El abrazo de mi cuerpo al tuyo
no tiene cuerpo,
la fuerza de nuestro amor
traza dibujos de luz
que nos desdibujan.
El abrazo del amor
no tiene brazos.
El encuentro de la luz con la luz,
es un grito susurrado al oído del corazón,
el éxtasis, el silencio reencontrado…

14

He cambiado,
¿y las palabras?,
quiero decir y siento
que debería inventarlas
para que coincidieran
conmigo ahora.
Quizás ellas,
como yo,
hayan cambiado.
Y si digo “luz”,
no será la “luz”
que antes yo decía,
será una luz más intensa,
más conocida, más pura.
Y si digo “amor”,
será un amor
hasta tal punto embriagante
que dejará de serlo
en mi continua embriaguez,
pues ya no sé
como antes vivía serena.
Será un amor
que permanece,
que abraza,
que ablanda el cuerpo
en la ternura.
Es un amor
que me constituye,
que se mira en tu cara,
en tu cuerpo
y se da a tí.
Y si digo “fiel”
digo sólo mi amor a tí,
sólo, único, nada más.
Y si digo “querer”,
digo origen y siempre,
pues a través de mi voluntad,
recupero mi origen de amor.
Porque quiero amar,
ser amor
y permanecer amor,
digo siempre.
Las palabras cambian conmigo,
aunque solo se aproximen
a lo que siento,
a la palabra inefable
la que no cambia…

15

He subido al sol
me he llenado de amor
y he bajado con la boca plena,
el corazón vibrante,
para darme a ti.
He subido al sol de nuevo
y como nadando
he bajado a tu cuerpo.
El mío está desnudo
porque hoy he descosido mi vestido.
Un vestido que acumulaba
días y experiencias
desde el día en que fui concebida.
Hoy he deshecho
mi traje de novia
para unirme a mi amor a ti,
al amor que es mi piel desnuda,
mi corazón solo,
mi boca vacía,
mi vientre silencioso,
mis oídos sordos.
Para unirme
a mi amor a ti,
mi compañero,
que está conmigo
aún en tu ausencia.
Mi amor a ti,
soy yo, nueva,
soy yo, una visión;
Un camino sin bifurcaciones,
un camino que empiezo a andar,
todo de luz,
sin pérdida…